Escuela Vicente Guerrero Saldaña del Municipio de Yanga ver. Clave 30EPR3583E, Turno VESPERTINO AVENIDA 4 CALLE 2 # 200, YANGA. YANGA, Código Postal: 94930 Sostenimiento ESTATAL
jueves, 16 de mayo de 2013
POESÍA


La luna, siempre
Por Ana María Rodas
Redonda, hinchada de frotarse contra el cielo
rasga mi piel con su delgada
luz
Cae sobre mi pelo
con la levedad de una sirena
que no se hubiera
dado cuenta
que no posee piernas
Solivianta mi sangre
me enciende de
locura
me regala una piel fosforescente
y me convierte
aceite
hirviendo
en fauna
(cascos y cuernos y cabello desbocado
bajo el
lúbrico soplo de lo oscuro)
SERENATA PARA GIOCONDA DORMIDA
ANTONIO RODRÍGUEZ ( MÉXICO 1977)
Tú no sabes, Yoko
que yo soy un cacto triste
-miserable-
una nube de huesos remendados
un tractor pidiendo permiso
para despegar.
Tú no sabes, Yoko
que una canción es un charco de tiempo
un árbol errante
y que montado en mi potro
de trapo y estopa
cantando mis himnos
cabalgo dejando un rastro de lodo
en las alfombras del rey.
que yo soy un cacto triste
-miserable-
una nube de huesos remendados
un tractor pidiendo permiso
para despegar.
Tú no sabes, Yoko
que una canción es un charco de tiempo
un árbol errante
y que montado en mi potro
de trapo y estopa
cantando mis himnos
cabalgo dejando un rastro de lodo
en las alfombras del rey.
En cambio, mi Yoko, tú sabes
hacerle el amor a una silla
cantar al compás de las puertas
cerrar las ventanas
en vísperas del huracán
Tú, Yoko
tienes los brazos de luna
que busca Cosette
por eso te canto
sin despertarte.
Entérate niña
este arrullo
de letras
es tuyo.
hacerle el amor a una silla
cantar al compás de las puertas
cerrar las ventanas
en vísperas del huracán
Tú, Yoko
tienes los brazos de luna
que busca Cosette
por eso te canto
sin despertarte.
Entérate niña
este arrullo
de letras
es tuyo.
SIEMPRE EMPEZÓ A LLOVER
Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.
Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.
Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.
Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.
Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.
Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.
Julio Cortázar
miércoles, 15 de mayo de 2013
CHISTES
QUÉ GUAPO
- Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo?.
- No sé hijo, pregúntale a tu abuelo...
SUICIDIO
- ¿Por qué se suicidó el libro de matemáticas?.
- Porque tenia muchos problemas.
EN EL BARCO
- Capitán, ¿Puedo desembarcar por la izquierda?
– Se dice por babor...
– Por babor Capitán, ¿Puedo desembarcar por la izquierda?
TARZÁN Y EL RATÓN
¿Qué le dice Tarzán a un ratón?
- ¡Tan pequeño y con bigote!.
- ¿Y qué le dice el ratón a Tarzán?.
- ¡Tan grandote y con pañal!.
CUENTO
Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y como a la muchachita le gustaba tanto y la llevaba siempre puesta, todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuelita que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino. Cruzar el bosque era muy peligroso, ya que el lobo siempre andaba acechando por allí.
Caperucita Roja metió los pasteles dentro de su cestita y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas, las mariposas y los conejitos...
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuelita que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino. Cruzar el bosque era muy peligroso, ya que el lobo siempre andaba acechando por allí.
Caperucita Roja metió los pasteles dentro de su cestita y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas, las mariposas y los conejitos...
De repente , Caperucita vio al lobo delante de ella., era enorme!
- ¿A dónde vas, muchachita?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita - le dijo Caperucita.
- No está lejos - pensó el lobo para sí, se dio media vuelta y se fue...
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, ya no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve este hermoso ramo de flores además de los pasteles.
Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, y llamó suavemente a la puerta . La anciana le abrió pensando que era Caperucita. De lo que no se dio cuenta el lobo es de que un cazador que pasaba por allí había observado su llegada.
El lobo devoró a la Abuelita, se puso su gorro rosa y las gafas, se metió en la cama y cerró los ojos.
No tuvo que esperar mucho, Caperucita Roja llegó enseguida, muy contenta. Entró en la casa, se acercó a la cama y vio que su abuelita estaba muy cambiada, y le preguntó:
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un leñador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido después de la comilona.
El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
Para castigar al malvado lobo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, haría caso de las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.
- ¿A dónde vas, muchachita?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita - le dijo Caperucita.
- No está lejos - pensó el lobo para sí, se dio media vuelta y se fue...
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, ya no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve este hermoso ramo de flores además de los pasteles.
Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, y llamó suavemente a la puerta . La anciana le abrió pensando que era Caperucita. De lo que no se dio cuenta el lobo es de que un cazador que pasaba por allí había observado su llegada.
El lobo devoró a la Abuelita, se puso su gorro rosa y las gafas, se metió en la cama y cerró los ojos.
No tuvo que esperar mucho, Caperucita Roja llegó enseguida, muy contenta. Entró en la casa, se acercó a la cama y vio que su abuelita estaba muy cambiada, y le preguntó:
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un leñador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido después de la comilona.
El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
Para castigar al malvado lobo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, haría caso de las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.
domingo, 5 de mayo de 2013
jueves, 25 de abril de 2013
LEYENDA
Leyenda olmeca del jaguar
cuando Dios creaba al hombre a partir del lodo, el jaguar curioso obsevaba, entonces Dios que no quería que ssupiera que hacia lo mando atraer agua en una jícara con hoyo que nunca se llenaría, pero entonces una rana le explico como taparlos con lodo.
cuando regreso el jaguar, Dios ya había hecho 13 hombres, 12 armas y estaba en proceso de hacer al perro. El jaguar exclamó, "ese animal se ve delicioso " Dios respondio "el perro es para servir al hombre y el arma para enseñar respeto al jaguar".
El jaguar mostrando superioridad exclamó que el perro aun hera sabroso, entonces Dios hizo que el hombre lo hiriera en una pata con su arma, aún así el jaguar después de que el hombre lo curó decía que el perro se veía delicioso. E ntonces el hombre mandó al perro a corretear al jaguar quien se subió a un árbol para escapar, pero el hombre lo hirió nuevamente.
Así fué como el jaguar aprendió a respetar y dejar en paz al hombre.
http://www.mitos-mexicanos.com/leyendas-mexicanas-varias/leyendas-y-mitos-populares-para-tareas-escolares.html
http://elcuentodesdemexico.com.mx/
http://www.mitos-mexicanos.com/leyendas-mexicanas-varias/leyendas-y-mitos-populares-para-tareas-escolares.html
http://elcuentodesdemexico.com.mx/
LEYENDA
LA MULATA DE CÓRDOBA
Cuentan que hace muchos años, en los tiempos de la Inquisición
y el Santo oficio, en la Villa de Córdoba existía una mujer, reconocida por su
belleza, aunque curiosamente, nadie sabía sobre su procedencia. No tenía padre
ni madre y le llamaron Soledad.
Por la condición de su raza, ella vivía aislada del trato social común, pues los negros y los indios no eran bien vistos, por lo que el color de piel de esta mujer era prueba fehaciente de la unión entre blancos y negros. A pesar de esto, cuando se dejaba ver, su presencia era considerada como un escándalo, su belleza la hacía blanco de habladurías, por lo que se volvió huraña.
Además de ser bella, la mulata empezó a ser famosa por la región pues usaba las hierbas que conocía para realizar curaciones que parecían maravillosas; pero no sólo eso, se decía que también llegó a conjurar tormentas y que incluso, podría predecir los temblores y eclipses.
Los rumores empezaron a correr y las mujeres decían que ella sabía de embrujos y encantamientos. Incluso afirmaban algunos que por las noches, de su choza se veían luces extrañas e intensas y cierta música misteriosa.
Tales hazañas y habilidades empezaron a inquietar a los supersticiosos, quienes empezaron a correr rumores que la hermosa mulata tenía un pacto con el diablo, por lo que las autoridades y los vecinos empezaron a espiarla, sin embargo, la mulata seguía yendo a misa, por lo que calmaba un poco los rumores.
El alcalde de córdoba era Don Martín de Ocaña, un hombre de edad que ardía de pasión por la Mulata. El confesó sus intenciones y ofreció regalos a la sin igual mujer, pero ella no regalaba ni una sonrisa.
El hombre desairado y despechado, acusó a la Mulata de haberle hecho beber un brebaje que le provocó la pérdida de la razón…. El castigo era probablemente la hoguera, así se vengaría del desprecio… suya o de nadie.
La noche de la acusación, el alcalde, policías, amigos y sirvientes fueron hasta la choza de la Mulata, para que en nombre de la Santa Inquisición abriera su puerta, ella no lo hizo por miedo así que entraron a la fuerza a aprehenderla.
Fue llevada en una carreta custodiada por el Santo Oficio hasta las mazmorras de la Fortaleza de San Juan de Ulúa, aunque hay quienes dicen que fue en el Palacio de la Santa Inquisición, en la Plazuela de Santo Domingo, en México.
A la mulata la juzgaron y la encontraron culpable de sostener pactos con el maligno, por lo que fue sentenciada ser quemada con leña verde enfrente de los ciudadanos, como ejemplo de lo que no había que hacer.
Al estar en bajo vigilancia en la cárcel, ella se ganó la confianza de su custodio y le rogó que le consiguiera un pedazo de gis, el hombre sin poder resistirse, aceptó y lo consiguió hasta llevárselo a su celda.
La mulata prisionera comenzó a dibujar sobre las paredes una ligera nave, durante toda la noche, previa a su sentencia. El dibujo tenía velas desplegadas y que se mecían sobre las olas del mar. Para cuando el carcelero fue a buscarla, se quedó asombrado por la obra de arte que había delineado: los detalles estaban perfectamente delineados en una embarcación como si fuera a emprender una larga travesía.
Soledad
le preguntó entonces al carcelero:
Por la condición de su raza, ella vivía aislada del trato social común, pues los negros y los indios no eran bien vistos, por lo que el color de piel de esta mujer era prueba fehaciente de la unión entre blancos y negros. A pesar de esto, cuando se dejaba ver, su presencia era considerada como un escándalo, su belleza la hacía blanco de habladurías, por lo que se volvió huraña.
Además de ser bella, la mulata empezó a ser famosa por la región pues usaba las hierbas que conocía para realizar curaciones que parecían maravillosas; pero no sólo eso, se decía que también llegó a conjurar tormentas y que incluso, podría predecir los temblores y eclipses.
Los rumores empezaron a correr y las mujeres decían que ella sabía de embrujos y encantamientos. Incluso afirmaban algunos que por las noches, de su choza se veían luces extrañas e intensas y cierta música misteriosa.
Tales hazañas y habilidades empezaron a inquietar a los supersticiosos, quienes empezaron a correr rumores que la hermosa mulata tenía un pacto con el diablo, por lo que las autoridades y los vecinos empezaron a espiarla, sin embargo, la mulata seguía yendo a misa, por lo que calmaba un poco los rumores.
El alcalde de córdoba era Don Martín de Ocaña, un hombre de edad que ardía de pasión por la Mulata. El confesó sus intenciones y ofreció regalos a la sin igual mujer, pero ella no regalaba ni una sonrisa.
El hombre desairado y despechado, acusó a la Mulata de haberle hecho beber un brebaje que le provocó la pérdida de la razón…. El castigo era probablemente la hoguera, así se vengaría del desprecio… suya o de nadie.
La noche de la acusación, el alcalde, policías, amigos y sirvientes fueron hasta la choza de la Mulata, para que en nombre de la Santa Inquisición abriera su puerta, ella no lo hizo por miedo así que entraron a la fuerza a aprehenderla.
Fue llevada en una carreta custodiada por el Santo Oficio hasta las mazmorras de la Fortaleza de San Juan de Ulúa, aunque hay quienes dicen que fue en el Palacio de la Santa Inquisición, en la Plazuela de Santo Domingo, en México.
A la mulata la juzgaron y la encontraron culpable de sostener pactos con el maligno, por lo que fue sentenciada ser quemada con leña verde enfrente de los ciudadanos, como ejemplo de lo que no había que hacer.
Al estar en bajo vigilancia en la cárcel, ella se ganó la confianza de su custodio y le rogó que le consiguiera un pedazo de gis, el hombre sin poder resistirse, aceptó y lo consiguió hasta llevárselo a su celda.
La mulata prisionera comenzó a dibujar sobre las paredes una ligera nave, durante toda la noche, previa a su sentencia. El dibujo tenía velas desplegadas y que se mecían sobre las olas del mar. Para cuando el carcelero fue a buscarla, se quedó asombrado por la obra de arte que había delineado: los detalles estaban perfectamente delineados en una embarcación como si fuera a emprender una larga travesía.
- ¿Qué es lo que crees que le hace falta al barco?
A lo que el carcelero le contestó:
- Andar…
Acto seguido, ella le dijo:
- Pues mira como anda…
Y sin esperar tanto, la mulata dio un salto, se “subió” en el barco diciendo adiós al asombrado guardián mientras la embarcación se perdía en el horizonte dibujado de la pared.
Después de contar su historia, nadie le creyó cuando contaba la misteriosa desaparición de la mulata de Córdoba….
lunes, 22 de abril de 2013
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